jueves, 24 de mayo de 2007


- aunque ignoro la causa- toda mi alegría, renunciando a todas mis acostumbradas distracciones; y en efecto, tal pesadez agobia mi ánimo, que esta excelente fábrica, la tierra, me parece un promontorio estéril; ese dosel magnifico de los cielos, ese hermoso firmamento que veis colgado sobre vosotros, esa majestuosa techumbre llovida de doradas luces, a fe, no otra cosa me parece que una vil y pestífera multitud de vapores ¡Qué obra maestra es el hombre! ¡Cuán noble su razón! ¡Qué infinitas sus facultades! ¡Qué expresivo y admirable en su forma y sus movimientos! ¿Qué semejante a un ángel en sus acciones! Y en su espiritu, ¿cuán semejante a un dios! El es lo más hermoso de la tierra, el más perfecto de todos los animales. Y, sin embargo,...