martes, 31 de julio de 2007

El legado de Luna

La historia de una mujer, una secuoya y la lucha por salvar el bosque

¿Qué estarías dispuesto a hacer para proteger a tus seres queridos o al hogar que tanto te ha costado conseguir? Si una apisonadora amenazara con llevarse por delante tu casa, tras la aprobación de un nuevo plan urbanístico, ? te plantearías hacer una sentada para impedir que la derribaran? Muchas veces hemos visto escenas parecidas en la gran pantalla. Vecinos que se niegan a abandonar sus hogares, personas que emprenden desgarradoras huelgas de hambre... Ficción o realidad, acciones como éstas siempre dependen del grado de implicación y apego hacia esa pertenencia y del coraje que uno posea. Queremos que nuestros hijos dispongan de parques y jardines donde jugar y respirar un poco de aire puro entre tanta contaminación urbana, pero, a pesar de este deseo, no se nos ocurriría nunca subirnos a un árbol para evitar que lo talaran. No consideramos a los árboles como una pertenencia valiosa, como nuestra casa, por la que debamos luchar. Pocos son, por tanto, los que emprenden acciones "diferentes" y comprometidas.

Julia Butterfly Hill es la excepción que confirma la regla. "Nadie tiene derecho a robar al futuro para conseguir beneficios rápidos en el presente. Hay que saber cuándo tenemos suficiente", afirma en El legado de Luna, su testimonio escrito de los dos años que pasó en lo alto de la secuoya milenaria, llamada cariñosamente por los activistas Luna, para preservarla de la tala. Las industrias madereras hace mucho que "roban al futuro" talando los bosques de forma masiva e insostenible, impasibles ante el proceso que sus actos desencadenan. Si se deja a una colina sin árboles, la fuerza de la lluvia arrasa todo a su paso porque no queda nada para sujetar el suelo y las rocas. Además, al modificar el hábitat, muchas de las especies podrían llegar a extinguirse. Y, puesto que las sanciones que se les impone a estas empresas son ridículas con respecto a las ganancias que perciben, les es mucho más rentable violar las leyes que respetarlas. Pacific Lumber es una de estas empresas madereras, a la que desafió Julia hasta conseguir su propósito: preservar su secuoya y todos los árboles que se encuentran en un radio de 60 metros a la redonda.

La batalla que libró Julia Butterfly desde lo alto de la secuoya no fue, sin embargo, una batalla en solitario. A pesar de que llegó a estar en desacuerdo con los miembros de la organización ecologista con la que colaboraba, éstos se encargaron de suministrarle comida y todo lo necesario para subsistir. Poco a poco Julia fue ganándose la simpatía de muchas personas: desde famosos como Bonny Raitt, Joan Báez o Woody Harrelson, que subieron a Luna a visitarla, hasta algunos de los leñadores que acabaron tomando conciencia de su lucha. Julia Butterfly, desde la secuoya Luna, atendió a los medios de comunicación, que la empezaron a tomar en serio a medida que transcurrían los meses. Para ello, hizo uso de cargadores de batería de teléfono móvil que funcionan con paneles solares. Un ejemplo de que la tecnología alternativa no sólo es posible, sino también muy útil en situaciones extremas. Recorriendo las páginas de El legado de Luna, uno toma conciencia de la fortaleza física que puede proporcionar el reto de conseguir los propios ideales. Julia Butterfly Hill sigue insistiendo hoy día, desde su Fundación Circle of Life, en que una sola persona puede cambiar las cosas, aunque para ello deba vivir en un árbol.

miércoles, 25 de julio de 2007

La Caja de Pandora


En una misma mañana, tres mensajes venidos de continentes diversos: un correo electrónico del periodista Lauro Jardim, pidiéndome que le confirme unos datos sobre una nota acerca de mí, y mencionando la situación en La Rocinha, Río de Janeiro. Una llamada telefónica de mi mujer, que acaba de regresar a Francia: había estado de viaje con una pareja de amigos franceses, para enseñarles nuestro país, y los dos habían terminado asustados, decepcionados. Por último, el periodista que viene a entrevistarme para un canal de televisión ruso: ¿es verdad que en su país, entre 1980 y 2000, murieron asesinadas más de medio millón de personas? Claro que no es verdad, respondo. Pues bien, lo es: me muestra datos de “un instituto brasileño” (de hecho, el IBGE, Instituto Brasileño de Geografía y Estadística). Me quedo callado. La violencia de mi país atraviesa los océanos, las montañas, y llega hasta este lugar de Asia Central. ¿Qué se puede decir? Decir algo no basta, puesto que las palabras que no se transforman en acción “traen la peste”, como decía William Blake. Yo intenté hacer mi parte: creé, junto a dos auténticas heroínas, Isabella y Yolanda Maltarolli, un instituto en el que intentamos dar educación, cariño, amor, a 360 niños de la favela Pavão-Pavãozinho. Sé que en este momento existen miles de brasileños que están haciendo mucho más, trabajando en silencio, sin ayuda oficial, sin apoyo privado, sólo para no dejarse dominar por el peor de los enemigos: la desesperanza. En algún momento pensé que, si cada uno hiciera su parte, las cosas cambiarían. Pero esta noche, al contemplar las montañas heladas de la frontera con China, tengo mis dudas. Puede que, después de todo, aunque todos hagamos nuestra parte, siga siendo verdad el dicho que aprendí de niño: “contra la fuerza no hay argumentos”. Miro de nuevo las montañas, iluminadas por la luna. ¿Será verdad que contra la fuerza no hay argumentos? Como todos los brasileños, he intentado, he luchado, me he esforzado por creer que llegaría el día en que la situación de mi país mejoraría, pero a cada año que pasa las cosas parecen más complicadas, independientemente de quien gobierne, del partido, de los planes económicos, o de la ausencia de éstos. He visto violencia en los cuatro rincones del mundo. Recuerdo una ocasión en el Líbano, poco después de la devastadora guerra, en que me encontraba paseando por las ruinas de Beirut con una amiga, Söula Saad. Ella me comentaba que su ciudad ya había sido destruida siete veces. Le pregunté, en tono de broma, por qué no desistían de reconstruirla y se mudaban a otro lado. “Porque es nuestra ciudad”, respondió. “Porque sobre el hombre que no honra la tierra donde están enterrados sus ancestros, cae una maldición eterna.” El ser humano que no honra su tierra, no se honra a sí mismo. En uno de los clásicos mitos griegos de la creación, uno de los dioses, furioso porque Prometeo ha robado el fuego para dar la independencia al hombre, envía a Pandora para que se case con su hermano, Epitemeo. Pandora llevó consigo una caja que tenía prohibido abrir. Sin embargo, del mismo modo que Eva en el mito cristiano, su curiosidad es más fuerte: levanta la tapa para ver su contenido, y en ese momento todos los males del mundo salen de ella y se esparcen por la tierra. Sólo una cosa queda dentro de la caja: la Esperanza. Por eso, pese a que todo indique lo contrario, pese a mi tristeza, pese a mi sensación de impotencia, pese a estar en este momento casi convencido de que nada irá a mejor, no puedo perder lo único que me mantiene vivo: la esperanza, esa palabra sobre la que tanto ironizan algunos pseudo-intelectuales, considerándola un sinónimo de “engaño”. Esa palabra tan manipulada por los gobiernos, que prometen sabiendo que no van a cumplir y desgarran así aún más el corazón de las personas. Esa palabra muchas veces está con nosotros por la mañana, es herida en el transcurso del día, muere al anochecer, y resucita con la aurora. Sí, existe el proverbio “contra la fuerza no hay argumentos.” Pero también existe el proverbio “mientras hay vida hay esperanza.” Y yo me quedo con éste, mientras miro las montañas nevadas en la frontera con China.


Nota: Celho permite la reproduccción para su divulgación del contenido de la pagina de la cual fue tomado este texto.

Los semejantes se atraen. Limítate a ser quien eres: sereno, transparente y brillante. Cuando irradiamos lo que somos, cuando sólo hacemos lo que deseamos hacer, esto aparta automáticamente a quienes nada tienen que aprender de nosotros y atrae a quienes sí tienen algo que aprender y también algo que enseñarnos.

Richard Bach

Ley de atracción


"El universo opera por medio de un intercambio dinámico. Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de energía en el universo y si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida. Nada es estático. Nuestro cuerpo está en intercambio dinámico y constante con el cuerpo del universo; nuestra mente mantiene una interacción dinámica con la mente del cosmos; nuestra energía es una expresión de la energía del cosmos. El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Esta armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través de la ley del dar. Puesto que nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la energía es como frenar el flujo sanguíneo. Por ello debemos dar y recibir a fin de mantener la riqueza, la abundancia, la prosperidad o cualquier cosa que deseamos en la vida circulando permanentemente.En toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acaparada; ella debe dar su inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación material. Cuanto más demos más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida. En realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica únicamente cuando es dado. Lo que no se multiplica a través del dar, ni vale la pena darse, ni vale la pena recibirse. Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia.Cuando damos a regañadientes, no hay energía detrás de nuestro acto de dar. Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón. Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.Si deseamos alegría, démosle alegría a los otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. En realidad la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean. Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearle en silencio a todo el mundo todas las cosas buenas de la vida. Incluso la sola idea de dar, el simple deseo, o una sencilla oración, tienen el poder de afectar a los demás. Esto se debe a que nuestro cuerpo, reducido a su estado esencial, es un haz individual de energía e información en medio de un universo de energía e información. Somos haces individuales de conciencia en medio de un universo consciente.La palabra «conciencia» implica mucho más que energía e información, implica una energía y una información que viven en forma de pensamiento. Por tanto, somos haces de pensamiento en medio de un universo pensante. Y el pensamiento tiene el poder de transformar.La vida es la danza eterna de la conciencia , que se manifiesta como un intercambio dinámico de impulsos de inteligencia entre el microcosmos y el macrocosmos, entre el cuerpo humano y el cuerpo universal, entre la mente humana y la mente cósmica. Cuando aprendemos a dar aquello que buscamos, activamos esa danza y su coreografía con un movimiento exquisito, enérgico y vital, que constituye el palpitar eterno de la vida. La mejor manera de hacerlo es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo. No es necesario que sean cosas materiales; podría ser una flor, un cumplido o una oración.En realidad, las formas más poderosas de dar no son materiales. Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de generosidad silenciosa es muy poderosa.Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos dando, estaremos recibiendo. Cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley. Y a medida que recibamos más, también aumentará nuestra capacidad de dar. Nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia; somos naturalmente prósperos porque la naturaleza provee a todas la necesidades y deseos. No nos falta nada porque nuestra naturaleza esencial es la potencialidad pura, las posibilidades infinitas.Por consiguiente, debemos saber que ya somos intrínsecamente ricos, independientemente de cuánto dinero tengamos, porque la fuente de toda riqueza es el campo de la potencialidad pura., es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad, incluyendo la alegría, el amor, la risa, la paz, la armonía y el conocimiento. Si vamos en pos de estas cosas primero, no solamente para nosotros mismos, sino para los demás, todo lo demás nos llegará espontáneamente. "

martes, 24 de julio de 2007


Todos nacemos originales y morimos copias.

C.G.Jung.

Reflexión junguiana sobre un artista: Salvador Dalí


Carl G. Jung fue uno de los primeros en criticar el reduccionismo del psicoanálisis al acercarse a interpretar el arte al modo iniciado por Freud. Jung consideraba que la investigación psicológica del hecho artístico sólo puede referirse al proceso psíquico de dicha actividad y no al arte en sí mismo. Jung utilizó y fomentó la producción artística y simbólica como parte del proceso terapéutico; y en respuesta a la postura del psicoanálisis freudiano frente al artista, opinaba: "Si una obra de arte se explica por el mismo procedimiento que una neurosis, entonces o bien la obra de arte es una neurosis, o la neurosis es una obra de arte".
Consideró el material artístico como expresión de imágenes arquetípicas: "Quien habla con imágenes primigenias habla con mil voces... liberando así también en nosotros esas fuerzas benefactoras que desde tiempos inmemoriales han permitido a la humanidad escapar a los peligros y soportar la noche más larga... Ese es el secreto efecto del arte."
Promocionó todos los aspectos del arte en su labor terapéutica y consideró siempre el trabajo artístico como un amplificador del estado colectivo del alma; de la cultura en que el artista vive y crea: "Aquí radica la relevancia social del arte: siempre trabaja en la educación del espíritu de la época, pues convoca a esas figuras que más faltan al espíritu de la época. Desde la insatisfacción del presente, el anhelo del artista se retrae hasta alcanzar en lo inconsciente la imagen primigenia propicia para compensar del modo más eficaz las carencias y la unilateralidad del espíritu de la época". "El arte constituye un proceso de autorregulación espiritual en la vida de las naciones y las épocas".
En el inicio de lo "humano" está la imagen, aquello que le significa y diferencia. El hombre es capaz de expresar lo primordial en él: Lo arquetípico . La imagen es numinosa y misteriosa. La psique permanece en un estado constante de creación de imágenes que develan el potencial del alma. La imagen expresa el misterio que la palabra nunca alcanza a develar del todo; por lo tanto la imagen es origen, símbolo pleno de contenidos arquetípicos. Toda representación simbólica nos suministra imágenes del inconsciente. Los artistas pueden proyectar esas imágenes y convertirlas en objeto. Como diría Stevenson: "No tengo mucho mérito, las historias me las dictan por la noche y yo por la mañana, las escribo". A ellos, los artistas, los dioses les soplan al oído las imágenes, las historias, los colores, los sonidos.......y ellos dan cuerpo a ese soplo divino. Los artistas son mediums de todas las representaciones posibles...así lo han descrito ellos:

"El arte no reproduce lo visible. Lo hace visible". P. Klee.
"Es arte lo que procede de una necesidad interna del alma".W. Kandinsky.
(Fundación C. G. Jung)
Autor: Silvia Tarragó Garrido

viernes, 20 de julio de 2007



"El cielo esta aqui… solo que tienes que saber cómo vivirlo. Y el infierno también está aquí… y ya tu sabes perfectamente bien como vivirlo. Es solo un asunto de cambiar tu perspectiva, tu encuentro hacia la vida. La tierra es hermosa… si tu comienzas a vivir su belleza, disfrutando de sus dichas, estas en el paraíso. Si tu condenas todo, entonces la misma tierra se torna en un infierno, solo para ti. Depende de ti en que estado vives, es tu propia transformación, no es un cambio de lugar sino un cambio de espacio interior. Vive en gracia, sin culpabilidad. Vive en totalidad y entonces el cielo dejará de ser un concepto metafísico para convertirse en tu propia experiencia." -Osho.

martes, 10 de julio de 2007

El ángel


por Poldy Bird
Esta dura batalla de vivir nos embarulla. Queremos abarcarlo todo con los brazos abiertos, extendidos, y los ojos perdidos en un horizonte circular que se aleja a cada paso que damos hacia él. Estos ojos vueltos hacia afuera, siempre hacia afuera, tratando de descubrir la precisión de los contornos, la realidad de las imágenes.
Esta mente con su fichero numerado, catalogando cosas, actos pasiones, sentimientos, gentes. El trabajo es arduo, interminable. La balanza no cesa de pesar. Ayer teníamos un jardín con mariposas, con ranas, con charcos, con un ángel de conocido rostro que enlazaba la diminuta mano de la infancia y nos enseñaba canciones para entonar la música de las rondas.
Queríamos porque sí. No nos culpábamos de nada ni buscábamos culpables.

Éramos blancos, íntegros y nuestros. Nos asombrábamos de la maravilla de una flor, de los ojos fosforescentes de los gatos transitando la noche, de los bichos de luz, de la voz de la madre anunciando la sopa caliente o los buñuelos, del padre fuerte y cansado regresando a la tarde del trabajo. La vida era un abrigo tibio en el invierno y un aire azul por el que nuestro cuerpo navegaba en el verano. Un aire azul y un ángel…, siempre el ángel.
¿Qué pasó después? Amontonamos cifras, dimos nombre a los ríos y a las ciudades, dimos nombre a esa ternura natural que surgía de nosotros como un manantial interminable.
La llamamos “amor” y escogimos cuidadosamente a quienes podían recibirlo, a quienes podíamos aceptárselo. Y aquel camino ancho, aquel camino llano, se fue estrechando hasta transformarse en una callecita angosta, en un desfiladero por donde sólo podemos pasar de uno en fondo. De uno en fondo y cada vez con menos equipaje. Lo primero que dejamos fue el ángel. Después los sueños. Más tarde la ilusión, la fantasía y hasta la generosidad.
Cada vez más desconfiados, empezamos a escrutar los ojos de quienes nos rodeaban, a estudiar sus movimientos: ¿iban a acariciarnos o a golpearnos?. Nuestras alforjas se llenaron de inquietudes, de miedos, de vanidades, de egoísmo. Separamos “lo nuestro” de lo de los demás, pusimos un cerco para proteger nuestro lugar, bebimos ávidamente nuestra agua, comimos hambrientamente nuestro pan, más del que nuestra hambre nos pedía, por las dudas de que alguna vez llegara a faltarnos… y empezamos a llamar “superfluas” a cosas como los barriletes, las oraciones y los milagros.
Y ya el cielo no nos pareció tan grande ni la tierra tan inmensa, ni tan valiente el hombre, ni tan tierno el pecho amigo, ni tan desinteresada la mano que se ofrecía a estrechar la nuestra. Y defendiéndonos de los otros, los marginamos.
Pero la culpa es nuestra. Porque miramos al hombre con su traje planchado y sus zapatos nuevos y su nombre completo, olvidando que adentro de cada uno hubo un chico que jugó en el mismo jardín que un día tuvimos, un chico con un ángel igual al ángel que nos llevaba de la mano… No quiero ser amarga, sólo quiero decirle que he sufrido, como usted, como todos…, sólo quiero decirle que estuve triste como usted, como todos, y de pronto me sentí encerrada, y de pronto me sentí prisionera, incapaz de dar un paso más, de reír, de ser feliz, completamente feliz… Hasta hace un rato.
Hace un rato crucé por una plaza. No sé por qué pasé junto a las hamacas y un chiquillo me dijo: “Hamáqueme fuerte, quiero tocar el cielo con los pies”. Me lo dijo sin preguntar mi nombre, sin preguntar si yo era buena, sin preguntar cuánto dinero llevaba en mi cartera.
Solamente me dijo hamáqueme hasta el cielo, y no se puso a calcular los metros que lo separaban del cielo. ¿Para qué? Estaba allá. Era azul. Era ancho. También podía ser suyo. Tenía derecho a él.
Dejé mi cartera sobre la arena, lo hamaqué con todas mis fuerzas.
-¡Lo toco!
-Gritaba entusiasmado-. ¡Lo toco! ¿Ve? Reía.
Y su risa era una cuchara de plata tintineando en el cristal del aire. Y mi risa era también una campana azul en el aire de enero.
Alguien, a mi costado, reía conmigo. Reía en esta tarde, reía porque sí. Era el ángel. El ángel antiguo y vapuleado, el ángel olvidado, el ángel de la infancia que por fin encontró un lugar libre junto a mí y, sin pedir permiso, se agarró de mi vestido, se zambulló en mi cuerpo y me ayudó a hamacarlo.
En la mitad del día, en la mitad del dolor, quebrando la seriedad de nuestro oficio de adultos austeros, reconcentrados, grises, hay siempre un chico volando en una hamaca. Un chico que somos nosotros mismos queriendo tocar el cielo como sea. Basta con detenerse a hacerlo.
Basta con agarrar su mano leve y decirle despacio las cosas más disparatadas y hermosas: que es lindo estar vivo, que el corazón no necesita un motor a chorro para tocar las nubes, pues sube solo, como el incienso de las bendiciones, si lo dejamos escapar un instante de la rutina. La verdad es esa, simplemente, esa cosa tan simple que de tan simple tenemos olvidada.
Cuando dejé la plaza, en mi pecho reverberaba una fuente. Iba sonriendo. Algunos se detuvieron para mirarme, y sonrieron también. Creían que le sonreían a una muchacha sola y un poco loca que se reía por nada. No sabían que también le estaban sonriendo a un ángel invisible que iba colgado de mi brazo. FIN
¿Qué nos sucedió? Es simple… Nos olvidamos de nosotros mismos

¿Qué es la vida?


Osho nos habla sobre su visión sobre la vida :

1.-La vida es vivir. No es una cosa, es un proceso. No hay forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo , fluyendo, discurriendo con ella. Si buscas el significado d ela vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, da por seguro que te perderás lo que es la vida y su significado.
La vida no te está esperando en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás.
2.-La vida es inseguridad, A cada momento se dirige hacia una inseguridad mayor. Es un apostar. Uno nunca sabe lo que va a suceder. Y es hermoso que uno nunca lo sepa. Si fuera predecible, no valdría la pena vivir la vida. Si todo fuera como te gustaría que fuese y si todo fuera una certeza, no serías un hombre, serías una máquina. Sólo existen certezas y seguridades para las máquinas.
3.- La vida es un misterio; cuanto más la conoces, más bella es. Llega un momento cuando, de repente, empiezas a vivirla, empiezas a fluir con ella.
4.- La vida no es una tecnología, ni una ciencia. La vida es un arte, .... has de sentirla. Es como el caminar por una cuerda floja.
5.-La mejor forma de perder la vida es tener una cierta actitud ante ella. Las actitudes tienen su origen en la mente, y la vida supera la mente. Las actitudes son nuestras creaciones, son nuestros prejuicios, nuestras invenciones. La vida no es creada por nosotros; al contrario, nosotros somos sólo ondas en el lago de la vida.
¿Qué clase de actitud puede tener una ola con respecto al océano? ¿Qué tipo de actitud puede tener una hoja de hierba hacia la Tierra, la Luna, el Sol o las estrellas? Todas las actitudes son egoístas, todas las actitudes son estúpidas.
La vida no es una filosofía, no es un problema; es un misterio. Tienes que vivirla, no de acuerdo a cierto patrón de conducta, no de acuerdo a un condicionamiento, de acuerdo con lo que te han contado sobre ella. Tienes que empezar de nuevo, desde cero.
6.- Depende de ti. La vida en sí misma es un lienzo en blanco, se convierte en cualquier cosa que tú pintes en él. Puedes pintar infelicidad, puedes pintar felicidad.
Esta libertad es tu gloria.
7.-Mi mensaje es muy simple: Vive la vida tan peligrosamente como te sea posible. Vive la vida totalmente, intensamente, apasionadamente, porque la vida, es el único Dios.
8.- Primero conviértete en un Zorba, en una flor de esta tierra y a través de ella logra la capacidad de llegar a ser un Buda, la flor del otro mundo. El otro mundo no está separado de éste; el otro mundo no está en contra de éste. El otro mundo está escondido en éste. Este es sólo una manifestación del otro y el otro es la parte no manifiesta de éste.
9.-Para mí, el primer fundamento de la vida es meditación. Todo lo demás es secundario.
10.-La vida debe ser una búsqueda. No un deseo, sino una búsqueda; no una ambición de convertirse en esto o en lo otro, el presidente de un país o un primer ministro, sino una búsqueda para descubrir: "¿Quién soy yo?"
11.-La vida deberá ser una continua celebración, un festival de luces durante todo el año. Sólo entonces puedes crecer, puedes florecer. Transforma las cosas pequeñas en celebración.
12.- La vida no es una cárcel, no es un castigo. Es una recompensa y es dada sólo a aquellos que se la han ganado, a aquellos que se la merecen. Ahora tienes el derecho de disfrutar. Sería un pecado si no disfrutas.
Irías en contra de la existencia si no la embelleces, si la dejas simplemente como la encontraste. No, déjala un poco más feliz, más hermosa, más fragante.
13.-¡La vida consiste en explorar, en ir hacia lo desconocido, en alcanzar las estrellas! Sé valiente y sacrifica todo por la vida; nada vale más que ella. No sacrifiques tu vida por pequeñas cosas: dinero, seguridad, estabilidad. Nada de ello tiene valor. Uno tiene que vivir su propia vida tan totalmente como sea posible, entonces, la alegría llega. Solamente entonces es posible una desbordante dicha . Aquellos que quieren vivir realmente tienen que afrontar muchos riesgos. Tienen que adentrarse más y más en lo desconocido. Tienen que aprender una de las lecciones más fundamentales: que no existe hogar, que la vida es un peregrinaje sin principio ni fin. Sí, hay lugares donde puedes descansar, pero son simplemente para pasar la noche y a la mañana siguiente te tienes que ir de nuevo. La vida es un continuo movimiento, nunca llega a ningún final.
14.-Cuanto más profundiza una persona en sí misma, más madura. Cuando ha alcanzado el centro mismo de su ser, alcanza la madurez perfecta. Para mí, "madurez" es otro nombre para "realización". Has culminado el pleno desarrollo de tu potencial. Lo has actualizado. La semilla, tras un arduo viaje, ha florecido. La madurez conlleva cierta fragancia, aporta una tremenda belleza al individuo. Le aporta inteligencia, la inteligencia más aguda posible. Le convierte en puro amor. Su actividad es amor, su inactividad es amor. Su vida es amor, su muerte es amor. Es tan sólo una flor de amor.
15.- La vida en su totalidad es una gran broma cósmica. No es un fenómeno serio; tómala seriamente y la perderás. Compréndela únicamente a través de la risa. No voy a darte una meta. Solamente puedo proporcionarte una dirección , abierta -rebosando vida- y desconocida -siempre sorprendente, impredecible-. No te voy a dar mapa alguno. Solamente te voy a proporcionar una gran pasión por descubrir cosas. Sí, no se necesita de ningún mapa; se requiere una gran pasión. Luego te dejaré solo. Entonces te moverás por ti mismo. adéntrate en lo inmenso, en el infinito y , poco a poco, aprende a confiar en él. Abandónate en manos de la Vida.
16.- El concepto antiguo del hombre religioso es que él está en contra de la vida. El condena está vida, esta vida corriente; la llama mundana, profana, una ilusión. La censura. Yo estoy tan profundamente enamorado de la Vida que no puedo censurarla. Estoy aquí para incrementar la posibilidad de sentirla.

LA VERDADERA SABIDURíA ESTá EN LA NATURALEZA

Observa la sabiduría que se manifiesta en las palomas, en las flores, en los árboles y en toda la naturaleza. Es la misma sabiduría que hace por nosotros lo que nuestro cerebro es incapaz de hacer: que circule nuestra sangre, que funcione nuestro aparato digestivo, que lata nuestro corazón, que se dilaten nuestros pulmones, que se inmunice nuestro organismo y que curen nuestras heridas, mientras nuestra mente consciente se ocupa de otros asuntos. Esta especie de sabiduría natural es algo que apenas estamos empezando a descubrir en los llamados "pueblos primitivos", tan sencillos y sabios como las palomas. Nosotros, en cambio, que nos consideramos más avanzados, hemos desarrollado otra clase de sabiduría, la astucia del cerebro, porque hemos constatado que podemos perfeccionar la naturaleza y procurarnos una seguridad, una protección, una duración de la vida, una velocidad y un bienestar insospechados para los pueblos primitivos. Todo ello, gracias a un cerebro plenamente desarrollado. El desafío que se nos presenta consiste, pues, en recobrar la sencillez y la sabiduría de la paloma sin perder la astucia de nuestro cerebro serpentino.

¿Cómo podemos lograrlo? Comprendiendo algo sumamente importante, a saber, que siempre que nos esforzamos por perfeccionar la naturaleza yendo contra ella, estamos dañándonos a nosotros mismos, porque la naturaleza es nuestro mismo ser. Es como si tu mano derecha luchara contra tu mano izquierda, o tu pie derecho pisara a tu pie izquierdo: ambas manos o ambos pies saldrían perdiendo y, en lugar de ser creativo y activo y eficaz, te verías encerrado en un permanente conflicto. Así es como está la mayoría de las personas en el mundo. Échales un vistazo: están como muertas, carentes de creatividad, bloqueadas, porque se hallan en conflicto con la naturaleza, tratando de perfeccionarse a base de ir contra las exigencias de la misma. En cualquier conflicto entre la naturaleza y tu cerebro, trata de apoyar a aquélla; si la combates, acabará destruyéndote. El secreto, por lo tanto, consiste en perfeccionar la naturaleza en armonía con ella. Pero ¿cómo puedes alcanzar dicha armonía? En primer lugar, piensa en algún cambio que deseas realizar en tu vida o en tu personalidad. ¿Estás tratando de forzar ese cambio en tu naturaleza a base de esfuerzo y de desear ser algo que tu ego ha proyectado? He ahí la serpiente en pugna con la paloma. ¿O te contentas, por el contrario, con observar, comprender y ser consciente de tu situación y tus problemas actuales, sin forzar las cosas que tu ego desea, dejando que la realidad efectúe los cambios de acuerdo con los planes de la naturaleza y no con tus propios planes? Si es así, entonces posees el perfecto equilibrio entre la serpiente y la paloma. Echa, pues, un vistazo a algunos de esos problemas tuyos y de esos cambios que deseas que se produzcan en ti, y observa cuál es tu proceder al respecto. Mira cómo tratas de provocar el cambio -tanto en ti como en los demás- a base de emplear el castigo y la recompensa, la disciplina y el control, la reprensión y la culpa, la codicia y el orgullo, la ambición y la vanidad... en lugar de hacerlo mediante la aceptación amorosa y la paciencia, la comprensión laboriosa y la conciencia vigilante. En segundo lugar, piensa en tu cuerpo y compáralo con el de un animal en su hábitat natural. El animal nunca tiene exceso de peso, y sólo está en tensión antes de luchar o de volar. Jamás come ni bebe lo que no es bueno para él. Se ejercita y descansa cuanto necesita. No se expone más ni menos de lo debido a los elementos naturales (el viento, el sol y la lluvia, el frío y el calor). Y ello se debe a que el animal escucha a su propio cuerpo y se deja guiar por la sabiduría del mismo. Compáralo con tu estúpida "astucia". Si tu cuerpo pudiera hablar, ¿qué diría? Observa la codicia, la ambición, la vanidad y el deseo de aparentar y de agradar a los demás que te hacen ignorar la voz de tu propio cuerpo, mientras corres tras los objetivos que te propone tu ego. Verdaderamente, has perdido la sencillez de la paloma. En tercer lugar, pregúntate cuál es el contacto que tienes con la naturaleza, con los árboles, la tierra, la hierba, el cielo, el viento, la lluvia, el sol, las flores, las aves y demás animales... ¿Cuál es tu grado de exposición a la naturaleza? ¿Hasta qué punto comulgas con ella, la observas, la contemplas con asombro, te identificas con ella...? Cuando tu cuerpo está demasiado alejado de los elementos, se marchita, se vuelve fofo y frágil, porque ha quedado aislado de su fuerza vital. Cuando estás demasiado alejado de la naturaleza, tu espíritu se seca y muere, porque ha sido violentamente separado de sus raíces.

Tony De Mello.

jueves, 5 de julio de 2007


Muchas veces escucho quienes me dicen: lo entiendo todo, tengo información suficiente, pero aún no logro perdonar o sentirme en paz, o bien reconocen que la abundancia les es ajena. Y les pregunto: ¿a quien sigues juzgando?
La respuesta a esta simple pregunta tiene las llaves del perdón, la paz y el bienestar.
Los juicios se oponen a la paz. O una o la otra. Cada vez que buscamos tener razón, estamos renunciando a sentirnos bien. Aún cuando las razones jueguen a nuestro favor, el bienestar será perecedero.
¿Cuál es el juicio que te distrae?
En esa respuesta encontrarás el camino hacia donde quieres llegar.
Reconozco que es un verdadero desafío y hasta una utopía pensarnos sin emitir juicios, pero confío en que podemos eliminar aquellos que inútilmente usamos para condenar o condenarnos.
¿Has pensado amorosamente de alguien hoy? ¿Haz sido amable al hablar de ti?
Este es el primer paso que te llevará a la paz.
Esta semana, sé honesto contigo y vuelve a elegir un mejor pensamiento cuando concientemente elijas la crítica, cuando defiendas tus intereses y cuando trates de atacar.
Al enjuiciar, saboteas tus planes.
Si de verdad quieres vivir en plenitud, ya sabes donde está la llave.
(Vivir en la zona)

Somos suficientes


Tenemos todo lo suficiente para ser la persona que soñamos, solo falta un paso para darnos cuenta: que lo aceptemos.
Reconocer que hemos nacido en el hogar correcto, que estamos viviendo la realidad que necesitamos vivir y que tenemos todo lo suficiente para seguir creando una vida aún más amorosa, es otro de nuestros grandes desafíos. Y uno de los más grandes.
La creencia de que no somos suficientes está instalada en cada cosa que hacemos y en cada decisión que tomamos.
Y para asegurarnos que esto no cambie, mantenemos viva una cultura que nos lo recuerde a cada instante: tenemos que ser algo mejor, tener algo más, ir, llegar, alcanzar, superar, etc.
La manera de trascender este pensamiento que ha liderado gran parte de nuestra vida no es otro que diga lo contrario: que sí somos suficientes. Esta sería la ecuación perfecta, pero aún no la creemos, por lo que sería un ejercicio mental y nada más.
El paso para ponernos en marcha de esta parálisis de insuficiencia es comenzar a aceptar lo que nos pasa y creemos que no esta bien, aceptar a la gente que enjuiciamos de insuficiente que tenemos alrededor y renunciar a pensar que las cosas deberían haber ocurrido de otra manera. Simplemente, debemos de dejar de criticar o criticarnos.
Así, estaremos en el punto de partida para reconocer el poder que tenemos.
Somos suficientes por ser quienes somos. No por lo que nos hemos creído de nosotros, lo que hemos aprendido o lo que nos dijeron.
Esta semana, piensa que cada cosa que te pasa esta bien, porque así es como lo elejiste. Y recién podrás ejercer la libertad de volver a elegir.
Y ten presente que este no es un ejercicio más de tu mente. La aceptación vendrá cuando, justamente, dejes de buscar excusas, justificaciones y razones.
Eres lo mejor que puedes ser hasta hoy.
Ahora, vuelve a elegir.

(Vivir la zona)

Qué es el amor (A. de Mello)



El amor de verdad es algo no personal, pues se ama cuando el yo programado no existe ya. Esforzarme por ver cómo eres tú, y comprenderte y aceptarte tal cual eres: eso es el amor. Esto no excluye que tenga preferencias. Yo prefiero la relación con personas determinadas porque esa relación es más gozosa, pero esa preferencia ha de dejarme libre para gozar con la amistad de los demás, para escuchar los demás instrumentos.
Cada relación tiene un sabor y unas características distintas. Hay proyectos que se dan en una relación y no en otra, pero ninguna de ellas puede, cuando se ama, excluir a las demás.Cuando amas de verdad a una persona, ese amor despierta el amor a tu alrededor. Te sensibiliza para amar y comienzas a descubrir belleza y amor a tu alrededor.
El enamoramiento, en cambio, es de lo más egoísta. El amor de verdad es un estado de sensibilidad que te capacita para abrirte a todas las personas y a la vida. Y, cuando amas, no hay nada más fácil que perdonar.
Aceptar a las personas que todo el mundo rechaza, y no porque no veas sus fallas, sino precisamente porque los ves como realmente son, de dónde proceden y cómo se parecen a los tuyos, que ya tienes aceptados.
Aceptas también no tener razón, escuchando las razones de los demás con interés. Y, sobre todo, sabes responder al odio con amor, no porque te esfuerces en ello, sino como milagro de la comprensión del amor verdadero, que ve a la persona tal cual es.
Las tres señales de estar despierto son: perdonar, aceptar y responder ante todo con amor.
Anthony de Mello, propone tres formas de leer su literatura:
1. Leer un cuento detrás de otro. Esto, según Anthony de Mello, es simplemente un mero entretenimiento.
2. Leer el cuento dos veces y reflexionar sobre ello.
3. Leer el cuento, reflexioanar sobre ello y luego volver a leerlo.

miércoles, 4 de julio de 2007

CANTARES (A. Machado)


Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos, caminos sobre el mar.
Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse de sol y grana,
volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas el camino y nada más;
caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino sino estelas en la mar...
Hace algún tiempo en ese lugar donde hoy los bosques se visten de espinos se oyó la voz de un poeta gritar
«Caminante no hay camino, se hace camino al andar...»

martes, 3 de julio de 2007

Desde los afectos


¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno tiene que buscarlo y dárselo...
Que nadie establece normas, salvo la vida...
Que la vida sin ciertas normas pierde formas...
Que la forma no se pierde con abrirnos...
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente...
Que no está prohibido amar...
Que también se puede odiar...
Que el odio y el amor son afectos...
Que la agresión porque sí, hiere mucho...
Que las heridas se cierran...
Que las puertas no deben cerrarse...
Que la mayor puerta es el afecto...
Que los afectos, nos definen...
Que definirse no es remar contra la corriente...
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja...
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio...
Que negar palabras, es abrir distancias...
Que encontrarse es muy hermoso...
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida...
Que la vida parte del sexo...
Que el por qué de los niños, tiene su por qué...
Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad...
Que saber todo de todos, es curiosidad mal sana...
Que nunca está de más agradecer...
Que autodeterminación no es hacer las cosas solo...
Que nadie quiere estar solo...
Que para no estar solo hay que dar...
Que para dar, debemos recibir antes...
Que para que nos den también hay que saber pedir...
Que saber pedir no es regalarse...
Que regalarse en definitiva no es quererse...
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos...
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo...
Que ayudar es poder alentar y apoyar...
Que adular no es apoyar...
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara...
Que las cosas cara a cara son honestas...
Que nadie es honesto porque no robe...
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo...
Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte...
Que se puede estar muerto en vida..
Que se siente con el cuerpo y la mente...
Que con los oídos se escucha...
Que cuesta ser sensible y no herirse...
Que herirse no es desangrarse...
Que para no ser heridos levantamos muros...
Que sería mejor construir puentes...
Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve...
Que volver no implica retroceder...
Que retroceder también puede ser avanzar...
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol...
¿Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?
Mario Benedetti

En el curso de la historia moderna, la autoridad de la Iglesia se vio reemplazada por la del Estado, la de éste por el imperativo de la conciencia, y, en nuestra época, la última ha sido sustituida por la autoridad anónima del sentido común y la opinión pública, en su carácter de instrumentos del conformismo. Como nos hemos liberado de las viejas formas manifiestas de autoridad, no nos damos cuenta de que ahora somos prisioneros de este nuevo tipo de poder.
Nos hemos transformado en autómatas que viven bajo la ilusión de ser individuos dotados de libre albedrío. Tal ilusión ayuda a las personas a permanecer insconcientes de su inseguridad, pero ésta es toda la ayuda que ella puede darnos. En su esencia el yo del individuo ha resultado debilitado, de manera que se siente impotente y extremadamente inseguro. Vive en un mundo con el que ha perdido toda conexión genuina y en el cual todas las personas y todas las cosas se han transformado en instrumentos, y en donde él mismo no es más que una parte de la máquina que ha construido con sus propias manos. Piensa, siente y quiere lo que el cree que los demás suponen que el debe pensar, sentir y querer; y en este proceso pierde su propio yo, que debería constituir el fundamento de toda seguridad genuina del individuo libre..../... Considerada superficialmente, la gente parece llevar bastante bien su vida económica y social; sin embargo, sería peligroso no percatarse de la infelicidad profundamente arraigada que se oculta detrás de la cobertura del bienestar. Si la vida pierde su sentido porque no es vivida, el hombre llega a la desesperación. Nadie está dispuesto a dejarse morir por inanición psíquica, como nadie moriría calladamente por inanición física. Si nos limitamos a considerar solamente las necesidades económicas, en lo que respecta a las personas "normales", si no alcanzamos a ver el sufrimiento del individuo automatizado medio, entonces no nos habremos dado cuenta del peligro que amenaza a nuestra cultura desde su base humana: la disposición a aceptar cualquier ideología o cualquier líder, siempre que prometan la excitación emocional y sean capaces de ofrecer una estructura política, y aquellos símbolos que aparentemente dan significado y orden a la vida del individuo. La desesperación del autómata humano es un suelo fértil para los propósitos políticos del fascismo.


Erich Fromm

fragmentos de su libro"El miedo a la libertad"

Debemos ser el cambio
que queremos ver en el mundo.

Gandhi

No debes vivir buscando la aprobación de los demás. Tu verdadero yo ha venido a este mundo para descubrir el secreto de la vida y no para satisfacer las opiniones de los demás. Siéntate hoy en silencio, cierra los ojos y empieza a conocer a este amigo interior que no te abandonará nunca.

Deepak Chopra