jueves, 5 de julio de 2007


Muchas veces escucho quienes me dicen: lo entiendo todo, tengo información suficiente, pero aún no logro perdonar o sentirme en paz, o bien reconocen que la abundancia les es ajena. Y les pregunto: ¿a quien sigues juzgando?
La respuesta a esta simple pregunta tiene las llaves del perdón, la paz y el bienestar.
Los juicios se oponen a la paz. O una o la otra. Cada vez que buscamos tener razón, estamos renunciando a sentirnos bien. Aún cuando las razones jueguen a nuestro favor, el bienestar será perecedero.
¿Cuál es el juicio que te distrae?
En esa respuesta encontrarás el camino hacia donde quieres llegar.
Reconozco que es un verdadero desafío y hasta una utopía pensarnos sin emitir juicios, pero confío en que podemos eliminar aquellos que inútilmente usamos para condenar o condenarnos.
¿Has pensado amorosamente de alguien hoy? ¿Haz sido amable al hablar de ti?
Este es el primer paso que te llevará a la paz.
Esta semana, sé honesto contigo y vuelve a elegir un mejor pensamiento cuando concientemente elijas la crítica, cuando defiendas tus intereses y cuando trates de atacar.
Al enjuiciar, saboteas tus planes.
Si de verdad quieres vivir en plenitud, ya sabes donde está la llave.
(Vivir en la zona)

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