lunes, 7 de abril de 2008

Que despierte el espiritu de los mansos



El mundo cruje. La naturaleza grita, con desgarradora fuerza. Las entrañas de los cuatro elementos se retuercen de dolor. La inconsciencia se relame, busca solidificar su reino. No todo está perdido, estamos a tiempo. Si abrimos los ojos del alma, si cambiamos por dentro, revertiremos la historia. Es despiadado dejar a nuestros hijos un destino de barbarie. Aún podemos restituir el equilibrio. Una nueva humanidad debe florecer. Recuperemos nuestra esencia. Que despierte el espíritu de los mansos. Parece mentira, un puñado de desequilibrados, sedientos de poder, tiene en su puño la vida de miles de millones de personas. Con total impunidad programan guerras, promueven la desigualdad y no vacilan en pisotear los derechos del hombre. Tampoco dudan en destruir el medio ambiente a cambio de dinero. No dejan flancos sin cubrir. Pertrechan sus fuerzas, hasta los dientes, para silenciar voces disidentes que reclamen el cese de tanta injusticia.Pese a todo, hay posibilidades de cambio. Unidos y despiertos no podrán volver a someternos. Debemos empoderarnos. Basta de que otros decidan por nosotros. ¿Por qué seguir soportando vibraciones tan oscuras? Somos co-creadores. Nuestras acciones modifican el futuro. Humanicemos nuestra realidad. No hace falta un puesto de poder para influir. Estemos donde estemos, no importa la tarea que desempeñemos, cada uno impregna su entorno con una determinada frecuencia. No existen los actos insignificantes.Ser Humano es la condición para transformar este escenario. Volvámonos conscientes. Debemos reunir lo que está disperso. La ciencia y la tecnología deben sincronizar sus pasos con los del hombre. La verdadera transformación es interna. Si cambiamos por dentro, automáticamente lo que está fuera se modificará. No existen las divisiones. Luz en cada uno de nuestros actos. Están llegando nuevos niños, era nuestro compromiso dejarles un suelo fértil para que sus semillas crezcan. Lo que estás leyendo puede parecerte una nota, en realidad es un tambor que resuena a través de las palabras. Siente como golpea cada una de las letras. Los sonidos buscan alcanzar el centro de tu pecho, para encender tu sabiduría interna. Tu corazón puede y debe abrirse todavía más. Si tu puedes, también puedo. Es tiempo, que despierte el espíritu de los mansos.

Julio Andrés Pagano

No hay comentarios: