No quiero que seas un hombre de negocios, quiero que seas un jugador. Y cuando estés apostando, juégatelo todo. No te guardes nada para después. Entonces, pase lo que pase, te traerá grandes bendiciones. Aunque te conviertas en un mendigo, tu ser será mucho más majestuoso que el de un emperador.
La humanidad no puede caer más bajo. Pero ha caído; ha olvidado la risa que tienen todos los niños al nacer; ha perdido el camino hacia el bienestar y la integridad.
La puerta se abre en este mismo instante, siempre en el aquí y ahora, donde se cruzan continuamente la vida y la muerte. Has elegido orientarte hacia la muerte porque les interesa a los que están en el poder, y has olvidado que la vida va pasando mientras te ahogas en la tristeza.Una vez, un discípulo le preguntó a Confucio cómo ser feliz, cómo ser dichoso. Confucio le dijo: «Estás haciendo una pregunta muy extraña, son cosas naturales. Una rosa no pregunta cómo ser una rosa.» En lo que se refiere a la tristeza y la desdicha, tendrás mucho tiempo cuando estés en la tumba; entonces podrás ser desdichado a tus anchas. Pero mientras estás vivo, estate totalmente vivo. De esa totalidad y de esa intensidad surgirá la felicidad y, sin duda, un hombre feliz aprende a bailar.
Una rosa es una rosa, no se plantea la cuestión de ser cualquier otra cosa. Y la flor de loto es la flor de loto. La rosa no intenta convertirse en una flor de loto, y la flor de loto nunca intenta convertirse en una rosa. Por tanto, no están neuróticas. No necesitan psiquiatras ni psicoanálisis. La rosa está sana porque simplemente vive su realidad. Y esto le sucede al resto de la existencia excepto al hombre. Sólo el hombre tiene ideales y deberes. «Debería ser esto y lo otro»; entonces te divides contra tu propio ser. Deber y ser son enemigos.Y no puedes ser algo diferente de lo que eres. Deja que esto cale profundamente en tu corazón: sólo puedes ser lo que eres, nada más. Cuando te ha penetrado esta verdad, «sólo puedo ser yo mismo», desaparecen todos los ideales. Automáticamente se descartan. Y cuando no hay ningún ideal, te encuentras con la realidad. Entonces tus ojos están aquí y ahora, estás presente en lo que eres. Desaparece la división, la separación. Eres uno.
Renuncia a los ideales: durante unos días sé un ser natural. Igual que los árboles, los animales y las plantas, acepta tu ser tal como es. Surgirá un gran silencio. ¿Cómo podría ser de otro modo? Si no hay interpretación, la tristeza es hermosa, tiene profundidad. Entonces, la rabia también es hermosa; está llena de vida y energía. El sexo también es hermoso porque tiene creatividad. Cuando no hay interpretación todo es hermoso. Cuando todo es hermoso te relajas. En esa relajación vuelves a tu raíz, y eso trae consigo autoconocimiento.
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