PEDIR atención es una de las debilidades humanas, una debilidad profundamente arraigada. Las personas piden atención porque no se conocen a sí mismas. Uno sólo puede verse la cara en los ojos de los demás, puede encontrar su personalidad en las opiniones de los demás. Lo que los demás dicen tiene una importancia enorme. Si le rechazan, le ignoran, se siente perdido. Si pasas y nadie se fija en ti empezarás a perder lo que has conseguido reunir: tu personalidad. Es algo que tú has creado. No la has descubierto, no es natural. Es artificial y arbitraria.
No solamente tú eres un mendigo de atención; casi todo el mundo lo es. Y esta situación no cambiará a menos que descubras tu auténtico ser, que no depende de la opinión, atención, crítica o indiferencia de nadie; que no tiene nada que ver con los demás. Como hay muy pocas personas que han sido capaces de descubrir su realidad, todo el mundo está lleno de mendigos.
Mendigar la atención no es solamente tu problema; es una realidad humana. Y el motivo es que dependes de tu personalidad, que es falsa y ha sido creada por la sociedad, y ésta te la puede arrebatar. No dependas de ella. No está en tus manos. Lo que está en tus manos es tu propia individualidad. ¡Descúbrela! Y la ciencia para descubrirlo se llama meditación.Cuando te conoces a ti mismo ya no te importan los demás. Si el resto del mundo te olvidara, no te importaría, no tendría la menor importancia; o el mundo entero puede conocerte.... pero eso tampoco te daría un ego. Sabes que el ego es falso, y depender de lo falso es hacer castillos de arena, sin cimientos. Vuestras personalidades son casi como firmas en el agua. No has terminado de firmar y ya ha desaparecido.
Primero medita, sé extático; entonces habrá, espontáneamente, mucho amor. Entonces estar con otros y estar solo también es hermoso. Entonces, además, es sencillo. No dependes de los demás y no haces que los demás dependan de ti. Entonces es siempre una amistad, una cordialidad. Nunca se convierte en un parentesco, siempre es una relación. Te relacionas, pero no creas un matrimonio. El matrimonio surge del miedo; la relación surge del amor.
Te relacionas; mientras todo va bien, compartes. Y si ves que ha llegado el momento de partir porque vuestros caminos se separan en este cruce, te despides con una gran gratitud por todo lo que el otro ha sido para ti, por todas las alegrías, todos los placeres y todos los momentos hermosos que has compartido con el otro. Sin tristeza, sin dolor, simplemente te separas.
Nadie puede garantizar que dos personas serán felices estando juntos para siempre, porque la gente cambia. Cuando te encuentras con una mujer ella es una persona, tú eres otra persona. Después de diez años tú serás otra persona, ella será otra persona diferente. Es como un río: el agua está fluyendo continuamente. La gente que se enamora ya no está allí, ninguno de los dos está allí. Ahora puedes seguir agarrándote a una determinada promesa que te hizo otra persona diferente; pero tú no la has hecho.
Un auténtico hombre de comprensión nunca hace promesas para el mañana, sólo puede decir: «Por ahora.» Un hombre realmente sincero no puede prometer en absoluto. ¿Cómo puede prometer? ¿Quién conoce el mañana? Puede que haya un mañana o puede que no. En el día de mañana: «No será lo mismo, tú no serás el mismo.» En el día de mañana: «Quizá encuentres a alguien con quien encajes más profundamente, quizá yo encuentre a alguien con quien podría estar más en armonía.» El mundo es amplio. ¿Por qué agotarlo hoy? Mantén las puertas abiertas, mantén las alternativas abiertas.Estoy en contra del matrimonio. El matrimonio crea problemas. El matrimonio se ha vuelto horrible porque obliga a las personas a ser falsas: han cambiado, aunque siguen fingiendo que son los mismos.
Te relacionas; mientras todo va bien, compartes. Y si ves que ha llegado el momento de partir porque vuestros caminos se separan en este cruce, te despides con una gran gratitud por todo lo que el otro ha sido para ti, por todas las alegrías, todos los placeres y todos los momentos hermosos que has compartido con el otro. Sin tristeza, sin dolor, simplemente te separas.
Nadie puede garantizar que dos personas serán felices estando juntos para siempre, porque la gente cambia. Cuando te encuentras con una mujer ella es una persona, tú eres otra persona. Después de diez años tú serás otra persona, ella será otra persona diferente. Es como un río: el agua está fluyendo continuamente. La gente que se enamora ya no está allí, ninguno de los dos está allí. Ahora puedes seguir agarrándote a una determinada promesa que te hizo otra persona diferente; pero tú no la has hecho.
Un auténtico hombre de comprensión nunca hace promesas para el mañana, sólo puede decir: «Por ahora.» Un hombre realmente sincero no puede prometer en absoluto. ¿Cómo puede prometer? ¿Quién conoce el mañana? Puede que haya un mañana o puede que no. En el día de mañana: «No será lo mismo, tú no serás el mismo.» En el día de mañana: «Quizá encuentres a alguien con quien encajes más profundamente, quizá yo encuentre a alguien con quien podría estar más en armonía.» El mundo es amplio. ¿Por qué agotarlo hoy? Mantén las puertas abiertas, mantén las alternativas abiertas.Estoy en contra del matrimonio. El matrimonio crea problemas. El matrimonio se ha vuelto horrible porque obliga a las personas a ser falsas: han cambiado, aunque siguen fingiendo que son los mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario