miércoles, 7 de noviembre de 2007

Recuperar el poder...


Sentirnos bien, ése es nuestro propósito desde que nos levantamos por la mañana hasta la última hora de día.
Pero muchas veces piensas que no lo puedes lograr porque algo o alguien han interferido en tu intención.
Y haz dado en la tecla justa…Si hoy no has logrado sentirte bien, es porque alguien no lo permitió: ¡tú!

Respira…

Otra vez…

Debemos entender que nuestro sistema emocional no reacciona a lo que ve, sino a los pensamientos. Cuando perdemos la paz, no es por lo que vimos o experimentamos, sino por lo que pensamos de esa persona o experiencia.
Es decir, lo que hoy te desconectó del bienestar no fue una persona, sino lo que tú pensaste de ella; no fue esa situación, sino la manera en que decidiste verla. Sin saberlo, al unirte a un pensamiento de dolor, miedo, rencor, defensa, etc… con lo que tenías frente a ti, elegiste perder la paz.
Ahora lo sabemos y eso nos hace responsables: nuestro bienestar depende de nosotros y nadie más.
Si tenemos pensamientos hacia una persona o una situación donde no haya amor, comprensión o tolerancia, no tendremos bienestar. La buena noticia es que sólo un cambio de pensamiento de nuestra parte será suficiente para recuperar la paz.
Elegir el pensamiento más amoroso que podamos tener en éste momento, a cerca de algo o alguien, es todo lo que debemos hacer para conquistar el máximo de nuestros propósitos: vivir en paz.
Cada vez que digo que el poder reside en nosotros, es exactamente eso lo que quiero expresar. Y lo diré de otra manera: nadie tiene el poder en tu vida excepto tú. El poder de ser feliz o no, de amar o no, de sentirte bien o mal…
Y usarlo o prestarlo, también depende de ti.
¿Te animás?
La formula es simple: mientras más amor podamos dar, más cerca estaremos de lograr aquello para lo que tanto tiempo, esfuerzo y dinero hemos invertido hasta hoy: ¡ser felices!



(Vivir en la zona)