Cuentan, que había un hombre sentado a la orilla del mar mirando el agua fijamente.
Alguien se le acercó y le preguntó que estaba mirando.
-Miro la luna que se refleja en el agua.
-Contestó-¿Y por qué te conformas con mirarla reflejada?
Solo con alzar la vista puedes contemplar la luna en todo su esplendor.
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