
miércoles, 16 de abril de 2008
Heeeeyyyyy tu, si!! ¡TU!.....

lunes, 14 de abril de 2008
Hua Hu Ching 51

Alguien - J. L. Borges

sábado, 12 de abril de 2008
Volver a empezar

del ego, sino bajo tu nueva ley: el presente.
El ego ha creado estrategias para llevarte al pasado y proyectar
sus consecuencias en el futuro. Pero toda su parafernalia
se desarma en el momento en que usas el tercer elemento del tiempo
que él parece esconder: el presente.
¿Qué consecuencias habría en el futuro si aquello que te preocupa
y ocurrió en el pasado es desvanecido en el presente?
No es necesario que lo niegues, lo borres o lo escondas.
Nada de eso será necesario cuando te des cuenta
de que puedes volver a empezar.
Te harás conciente de que nunca
hubo tal cosa como pasado y futuro, sino que fueron
lugares virtuales donde pusiste el miedo para nunca
enfrentarlo y comprenderas que cada día, a cada instante,
estás volviendo a empezar.
miércoles, 9 de abril de 2008
lunes, 7 de abril de 2008
Que despierte el espiritu de los mansos

Somos Uno

Cualidades de la sabiduria

“Oh, uno, oh ninguno, oh nadie. Oh tú”
Crecer con los hijos

Una de las tareas mas apasionantes de esta vida es la crianza y formación de nuestros hijos e hijas. Son nuestro legado. Personifican en toda su amplitud “la posibilidad de”, mientras que nosotros como adultos que somos, queramos o no reconocerlo, representamos como mucho la media posibilidad. Ellos están de subida y nosotros de bajada. El futuro con todo lo que esto lleva implícito, es de los niños y niñas.Por todo ello resulta triste, cuando no indignante, que la crianza sea el patito feo de nuestras tareas, que los guardemos-dejemos en espacios masificados, que los instruyamos pero no los eduquemos, que entendamos más de fútbol y de coches que de los hijos, más de técnicas de respiración que de criarlos. Nuestros hijos e hijas son nuestra asignatura pendiente, la verdadera oportunidad para crecer. Abogo pues, por una crianza gozosa, interesante, llena de emoción y de sorpresas.Dicho esto, pongámonos en marcha, comencemos a hacernos las preguntas que guiarán nuestra intuición: ¿de qué modo realizar esta travesía que llamamos crianza para llegar a buen puerto? ¿cómo poner todos los recursos de nuestra inteligencia: capacidad de persuasión, espera, ternura, reflexión, juego, resistencia, etc., para llegar frescos al final del trayecto? ¿quiénes son nuestros hijos e hijas? ¿cómo podemos incrementar la comunicación con ellos?Bien, querido lector o lectora, una vez que sabes de qué va el artículo, comienzo pues.De todo, menos indiferenciaLos hijos pueden enfadarnos, cansarnos, hacer que se nos caiga la baba, aflorar la ternura que ya considerábamos enterrada en algún lugar recóndito de nuestro corazón, o también asustarnos de cuánta irritación son capaces de descubrir en nosotros. Pueden hacer que se acorte la respiración del maestro Zen, o que se enerve el yogui. En fin, de todo pueden hacernos sentir. De todo menos indiferencia.Los infantes están llenos de ki, de energía fresca, son la medida más palpable y fiable de cuán cerca o lejos estamos los adultos de una vida intensa. Ellos, precisamente por su ingenuidad, son capaces de descubrir que somos gigantes con pies de barro. Suelo decir en mis cursos para padres y madres, que formar a adultos es, en comparación con la crianza, algo fácil y menos intenso, pues los alumnos y el profesor o maestro han pactado tácitamente unos esquemas que rara vez se cambian. Los niños no entienden de esquemas, todavía no. En cierta ocasión un maestro de una práctica oriental me dijo que el único que le había hecho dar un paso más en su búsqueda personal, después de veinte años de práctica, había sido su hijo. Las expresiones de los niños están llenas de intensidad, o la sabemos vivir y encauzarla o no, pues no hay esquemas tácitos que mediatizan la vivencia. “Yo estaba instalado -me decía este maestro-, en mi rol, yo era el maestro y todos los demás los alumnos, después de años sabía estar y deduzco que no lo hacía mal, creo que he ayudado a mucha gente en su búsqueda personal, pero esto, en el fondo, es una actividad cómoda comparada con la crianza, pues casi ningún alumno cuestiona seriamente a quien considera su maestro, precisamente porque éste simboliza, acertadamente o no, su oportunidad para salir de la situación en la que está. Esto que afirmo no es extraño, sucede en cualquier relación humana: con la pareja, entre el psicoterapéuta y el paciente, con los amigos, etc. Sin embargo mi hijo con su inocencia, desparpajo, salidas de tono, etc. me mostraba cuan vulnerable era mi capacidad de percibir el ki, y te confieso que después me sentía avergonzado ante mis alumnos cuando les hablada de la energía vital. A veces, una tarde-noche con mi hijo era más intensa que 15 de días a 12 horas diarias de retiro y meditación con mi maestro”. Desde luego esta persona supo dar vida a su paternidad, supo encontrar un sitio -su sitio- ante aquella presión y no eludir su deseo de cuidar. Conozco a otros que optaron por ignorar a sus hijos y seguir siendo únicamente maestros.Sin embargo, ésta es sólo una cara de la moneda, pues ser padres no significa que ya no somos quienes éramos. ¿Acaso tenemos que abandonar todos nuestros deseos al tener un hijo? ¿qué hacemos con nuestra necesidad de realizarnos en el trabajo, con nuestros amigos, con nuestra pareja etc.? Es evidente que todo este mundo íntimo hay que seguir teniéndolo en cuenta, no se trata de olvidarlo o anularlo, sino de resituarlo junto con la nueva vida que comenzamos, de poner a la crianza junto con las otras inquietudes que ya teníamos y cultivarlas, dentro de lo posible, sin excluir a ninguna. Desde luego algún precio habremos de pagar, pero acaso... ¿no pasa esto con todo? Si tenemos pareja nos faltan las ventajas del soltero, si lo que queremos es trabajar, dejaremos de tener todas las ventajas del estudiante, etc. Lo que creo que es un error es hacer de los hijos una carga, que sean el punto por donde se parte la cuerda. Es necesario pues aprender, porque la misma intensidad de la crianza hace que no podamos seguir siendo los mismos, y precisamente por ello, porque nos impide seguir sin mejorar, es por lo que hay que tomar el toro por los cuernos. Los padres se sienten perdidosLa mayoría de padres y madres se sienten perdidos a la hora de encarar la crianza, pues la cultura que hemos creado no considera la formación de los progenitores como algo imprescindible. Nuestros padres no nos enseñaron a ser eso, padres o madres, y tampoco hay escuelas para aprender a hacer interesante la crianza, (éste es uno de mis proyectos). Hemos creado una cultura basada en promover la intervención paliativa: se apoya el parto en los hospitales, el frío biberón en lugar de la cálida teta, a los pediatras, psicólogos, etc., en lugar de una formación y cultura que nos ayude a saborear y realizar la crianza. Por ello, es en parte comprensible que con estas condiciones muchos padres y madres se sientan perdidos, deduzcan que sus hijos son un rollo y no degusten el mundo que traen consigo. Sin embargo, una vez que se toma la determinación de criarlos, lo difícil se vuelve interesante, el miedo ante una duda se convierte en un aliado que incrementa nuestra sensibilidad, una enfermedad es una oportunidad para profundizar en nuestro acercamiento y entrega. Sus juegos son una invitación a vivir la ternura, sus extralimitaciones una ocasión para aprender la importancia de enfadarse. Se trata pues, de tomar las riendas.La Observación, la Reflexión, la Intervención:los tres pilares de la crianzaTodo padre o madre no puede seguir siendo el mismo, los esquemas de adulto no sirven para tratar con el mundo de los niños, pues ellos no hablan el mismo lenguaje. Han de cultivar y solidificar los que, a mi modo de ver, son los tres pilares que sostienen la crianza: Observación, Reflexión, Intervención. Estos tres recursos de nuestra inteligencia creadora son imprescindibles no sólo para la crianza, sino para cualquier actividad humana. Un buen padre o una buena madre ha de aprender a observar, es decir a distinguir lo esencial de todo aquello que percibe. También a reflexionar, pensar y reconsiderar los conceptos desde los cuales vemos la vida. Y por último aprender a intervenir, para que el niño en lugar de obedecer, descubra cuáles son sus deseos y cómo llevarlos a cabo.Cuidar la atmósfera y nuestras expresionesLlamo atmósfera a un ambiente cotidiano que contenga la posibilidad de que el niño pueda encontrar un espacio para comprender una determinada experiencia. No propugno pues un ambiente costoso, ideal o falto de problemas. La atmósfera que rodea al niño sotiene su crianza, es su cimiento. Debido a que sus “sensores” todavía no están formados, los infantes no saben discriminar determinados estímulos, y por ello todo lo indirecto le entra con más facilidad.Hemos de estar, por tanto, atentos a los ejemplos que les damos, a nuestras actitudes, comportamientos con nuestra pareja, con los amigos, etc. ¿Son los niños adultos en pequeño?Uno de los errores más frecuentes en la crianza es tratar a los niños como si no fueran eso, niños. Así, con toda nuestra buena intención, podemos robarles su infancia permitiendo que entren en el mundo de los adultos cuando todavía no lo son. Por ejemplo cuando se les permite estar presentes en las discusiones con nuestra pareja o con algún amigo, cuando vemos películas que pueden confundirle, o hablando delante de ellos de temas que son susceptibles de ser malinterpretados. La razones que se aducen para mantener esta actitud no tienen ninguna consistencia, son proyecciones de nuestra propia inseguridad. Por ejemplo se aduce que es para que no se sientan marginados. Un niño no se siente marginado por ser niño, es más, al apoyar su niñez impidiendo que entre en el mundo de los adultos, ritualizamos su crecimiento y por lo tanto su capacidad de aprender a responsabilizarse y cuidar de los demás. Así llegado el momento oportuno, podemos decirle: “hoy puedes estar delante, pues ya te estás haciendo una mujer/un hombre” . Parece evidente que del mismo modo que un niño de tres años no puede asir o lanzar una pelota con soltura, debido a la falta de desarrollo en su aparato locomotor, tampoco puede asimilar estímulos psíquicos que requieren una estructura conveniente. Hemos de tener cuidado con nuestras buenas intenciones, pues podemos ocasionarles mucho daño inmediato o a largo plazo, al hacerles precózmente viejos.El arte de persuadirEn otros momentos, igualmente con la mejor intención, queremos que comprendan algo y lo único que hacemos es calentarles la cabeza. Estos días presencié la siguiente escena: una madre le decía a su hijo de unos cinco años que no comiera más helado, pero el niño insistía, la madre tratando de que lo entendiera sin tener que reprimirlo, sólo se le ocurrió explicarle que: “los helados tienen unos bichitos que cuando llegan a la barriga se hacen grandes y entonces se te hincha, se te hincha y... fíjate lo que te puede pasar”. El niño, con los ojos de par en par, espantado seguramente por la imagen de su barriga llena de bichos, tragó saliva, mientras miraba intermitentemente a su madre y al helado, sintiendo probablemente que se le estaban helando las entrañas.Reivindico pues persuadir en lugar de convencer o imponer. La persuasión no implica lucha, sino comunicación con la otra persona de tal modo, que ésta se ponga en movimiento por sí misma. En fin, por todo lo que hemos visto parece claro que nuestros hijos reflejan cuán poco nos conocemos. Por ello, ante las OPCIONES de vivir la crianza como si fuera un lastre, o de vivirla a medias, simplemente cumpliendo, parece más inteligente, aunque a veces sea más incómodo, tomarla como una oportunidad para mejorar, para descubrirnos y posibilitar que nuestro hijo saque lo mejor de sí. Si tomamos esta última opción hemos estar atentos a no reproducir los cuestionables esquemas que nos aplicaron nuestros padres, o por el contrario, a no reaccionar yéndonos al lado opuesto, es decir a comportarnos con nuestros hijos consintiéndoles todo, incapaces de decirles basta, etc. De vez en cuando estaría bien recordar que Educar no es guiar a los hijos según como sople el viento, el universo o lo que sea, es acompañarlos y orientarlos en su crecimiento para que descubran sus limitaciones y potencialidades, para que sepan vivir sus fracasos y aciertos, para que llegados a adultos su corazón siga latiendo con ilusión, para que puedan ver -como dice J. A. Marina- una salida donde todos los indicios muestran que no la hay. Y esta tarea, no sólo nos toca cumplirla como padres que somos, sino, además, hacerla interesante y llena vida. Quedan en el tintero, (en la actualidad en lugar del tintero, habría que decir en el ordenador), otros temas apasionantes como son la vivencia de la enfermedad y la salud, el regaño y el elogio, los celos en la pareja o con los otros hijos, las mentiras, la rebeldía, los juegos, la imaginación, etc. etc., pero démonos tiempo.
Cristóbal Gutiérrez
martes, 1 de abril de 2008
Los cuatro idiomas femeninos

(Assia Djebar)
El abrazo...

Abrazar es saludable .
Ayuda al sistema inmunológico del cuerpo, te mantiene con mejor salud, cura la depresión, reduce el estrés, induce al sueño, es vigorizador, rejuvenecedor, no tiene efectos secundarios desagradables,y abrazar es nada menos que una droga milagrosa. Abrazar es totalmente natural.
Es orgánico, naturalmente dulce, sin preservativos, sin pesticidas, sin ingredientes artificiales y es 100% puro. Abrazar es prácticamente perfecto.
No tiene piezas móviles, no usa baterias que se agoten, no necesita chequeos periódicos, consume poca energía, produce gran energía, es a prueba de inflación, no engorda, no requiere pagos mensuales, no requiere seguros, es a prueba de robo, no paga impuestos, no contamina, y por supuesto es...Totalmente reintegrable.
"No, nada llega tarde, porque todas las cosas tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas."
Alcanza tus sueños

Sin que importe cuál elijas, a medida que lo hagas, recuerda: en ti reside la fuerza para ser todo lo que sueñas.En esa búsqueda encontrarás que el sol te dará su calor, y te bendecirá con su luz dorada cuando despiertes.
Si al caminar te permites ser flexible, te inclinarás suavemente cuando el viento te toque, él entonces abrirá el mundo a tu alrededor.Toda la tierra se convertirá en tu hogar. Imita la fuerza invencible del agua que no se detiene ante nada. Este mundo es tuyo para disfrutarlo, para desarrollarlo, para ir adonde quieras.
Si en la persecución de tu sueño algo te desvía o rumores lejanos te distraen; si en tu camino tropiezas con una o varias piedras, no dejes por éso de andar.
La vida es el regalo más maravilloso que te ha sido concedido. Respétala a pesar de las tristezas; gózala cada día en las infinitas alegrías.
Desconozco su autor
La manera de comprender es ser comprendido...

Hay una gran dosis de sabiduría en ello. Para comprender algo, debes conocerlo a fondo, de abajo arriba.
A los seres humanos nos gusta hacer juicios precipitados. Tenemos opiniones acerca de todo, incluso cuando no sabemos nada de esos temas.
Desperdiciamos gran cantidad de tiempo haciendo predicciones, estimando, especulando, decidiendo y criticando, habitualmente sin ningún fundamento.
La mayoría de las veces que comprendemos las cosas en función de lo que sabemos de nosotros mismos, lo que a menudo puede ser muy pobre, desde luego.
De ésto se deduce que una mejor comprensión de nosotros mismos nos conduciría más cerca de una comprensión de los demás.
Cuando somos capaces de aceptar los modos imprevisibles que tenemos de comportarnos y de pensar, podemos llegar a tener más claro por qué los demás hacen lo que hacen y piensan lo que piensan. Un viejo adagio indio dice:
Que no podemos comprender a nadie hasta pasar una buena temporada en sus zapatos.
A esto yo añadiría que debemos considerar el estar más cómodos en nuestros propios zapatos, antes de intentar introducirnos en los de otro.
Desconozco su autor
La vida tiene sentido

La vida empieza a tener sentido cuando ayudas a otro a ponerse de pie y a andar.
Cuando respiras hinchando tus pulmones de aire, y notas que no estás solo a pesar de estar en el desierto.
Cuando miras al cielo y ves las estrellas que dominan el firmamento, comprendes que no estás solo, comprendes que la vida es mucho más que el simple palpitar de tu corazón.
La vida tiene sentido cuando andas, cuando evolucionas, y no dejas tras de ti amargura.
Cuando tras de ti has dejado amigos y hermanos, cuando has dejado un grato recuerdo en todo aquel que te ha conocido, es cuando la vida tiene sentido.
Si tras de ti has dejado odio, ésas serán las raíces que darán en el futuro frutos amargos; si la planta que crece tiene raíces de amor, los frutos serán dulces y serán tu alimento en el andar de cada día.
Apoya tu mano sobre el hombro de aquellos que andan contigo, porque si te sientes débil ellos te reconfortarán y si te sientes fuerte andarás más de prisa.
No te ates a las alabanzas. El que te quiere no te alaba, te apoya sin palabras.
Sabrás quién es el que te quiere cuando te veas reflejado en él.
Busca tu gloria, en la gloria de los demás, y los demás buscarán su gloria en ti.
Si hablas a los demás, que tu palabra sea limpia; pero no hables con orgullo, porque hacerlo es hablar con falsedad.
Usa todo lo que la naturaleza pone a tu alcance. No malgastes tu tiempo. Tienes poco tiempo; justo el que estás disfrutando ahora.
Trata de conocerte. No te mal utilices. Busca dentro de ti la solución a tus problemas.
Si tienes que atarte, átate a ti mismo.
No culpes a los demás de tus propios errores. Sé tu propio juez; pero un juez justo.
Si andas por un bosque ten cuidado, porque habrá ramas bajas, te puedes golpear contra esas ramas. No es necesario que las cortes, simplemente agáchate un poco para volver a levantarte inmediatamente, la rama quedará frustrada en su intento de dañarte.
No pronuncies la palabra imposible!, porque todo es posible dentro de ti si vas dirigido positivamente, si vas dirigido negativamente, poco a poco te irás hundiendo; conseguirás tal vez logros parciales, inmediatos, pero te estarás hundiendo.
Si vas positivamente, quizás los logros sean más a largo plazo, pero te estarás elevando.
Sólo pasa hambre el que no sabe que tiene dos manos. Si alimentas tu cuerpo para que te sirva, debes también alimentar tu alma, para que también te sirva.
Un alma poco alimentada es un alma débil, sin fuerza. Un alma bien alimentada es un alma que genera energía, que contagia, que anima. Cuida bien todas aquellas cosas que afectan la evolución de tu alma.
Nunca hables con miedo, porque las palabras se volverán contra ti. Si tienes miedo no hables, porque el miedo es también contagioso.
Habla mirando a los ojos, transmite tu fuerza en tu mirada.
Si quieres saber cómo es Dios, mira volar un ave, mira crecer una flor, mira a los astros moverse, y verás que en ellos se expresa la perfección.
Desconozco su autor